| Argentina: Por: Marcela Valente        (*)
 Seis años después de la adopción del Convenio Marco de la        Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, Argentina es        el único país latinoamericano que se resiste a ratificarlo por temor a        perder decenas de miles de empleos rurales en siete provincias.
 
 El        convenio, el primero sobre salud pública elaborado en el marco de la        Organización Mundial de la Salud (OMS), fue firmado en 2003 por el        presidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007).
 
 Pero para que        sus disposiciones tengan fuerza legal en este país se requiere la        ratificación parlamentaria, que está pendiente desde hace seis años.
 
 El tratado prohíbe la publicidad de productos del        tabaco, propone medidas para proteger a la población, por ejemplo        estableciendo ambientes cien por ciento libres de humo, o prohibiendo la        venta de cigarrillos a menores de 18 años, como ocurre con las bebidas        alcohólicas.
 
 Pero esas disposiciones, aceptadas por otros países        productores de tabaco, son rechazadas en Argentina por la industria y los        agricultores tabacaleros, y la ratificación está frenada en el Congreso        legislativo, ante la negativa de los representantes de las provincias        donde existe esa producción.
 
 "Hasta que no aparezca una actividad        sustitutiva para los cultivadores de tabaco, que son unos 26.000 pequeños        productores en todo el país, será difícil la ratificación del convenio",        dijo a IPS la senadora Sonia Escudero, de la provincia de Salta, en el        noroeste, una de las principales provincias tabacaleras de Argentina.
 
 "Nuestras provincias están entre las más pobres y si se nos caen        60.000 empleos que hay en la producción del tabaco, sería un caos        absoluto", añadió.
 
 Organizaciones de la sociedad civil que        promueven la ratificación del tratado relativizan estos argumentos.
 
 Los trabajadores y pequeños productores tabacaleros sufren graves        consecuencias de salud, subempleo, explotación infantil y exposición a        agroquímicos por la tarea que desempeñan, sostienen, que por lo tanto        debería sustituirse por otro cultivo, igual o más redituable y sin        impactos negativos en la salud y el ambiente.
 
 Para estas        entidades, la visita a Argentina del secretario general del convenio, el        armenio Haik Nikogosian, movilizó a la sociedad civil y a legisladores de        las comisiones de salud de todo el país, que se comprometieron a retomar        la discusión y ponerla en la agenda pública.
 
 Pero diputados y        senadores de las norteñas provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Corrientes,        Misiones, Catamarca y Chaco no son tan optimistas. "Las experiencias de        sustitución se vienen realizando, pero hasta ahora no apareció otro        cultivo que tenga el rendimiento del tabaco", aseguró Escudero.
 
 Argentina está entre los 10 primeros productores mundiales de        tabaco y exporta cerca de 80 por ciento de lo que produce. Sin embargo, la        industria del cigarrillo, la que genera más puestos laborales en del        sector, no está en el norte, sino en Buenos Aires. "Ojalá estuviera en        nuestras provincias", expresó la senadora.
 
 La médica Verónica        Schoj, coordinadora de la Alianza Libre de Humo de Argentina (ALIAR) que        reúne a casi un centenar de entidades que promueven el control del tabaco,        rechazó los argumentos de la legisladora.
 
 "Brasil es el mayor        productor de tabaco de América y el segundo del mundo después de China, y        ambos países ratificaron el convenio, porque plantea apoyos para mejorar        las condiciones de vida de los cultivadores y la sustitución de los        cultivos", dijo Schoj a IPS.
 
 "El avance en el control del tabaco        es un hecho en el mundo, y a la larga va a afectar a Argentina, ratifique        o no el convenio", explicó. Además, si el país no lo ratifica quedará        fuera del apoyo técnico y financiero que prestan la OMS y otras        organizaciones que trabajan en la materia, aseveró.
 
 El tabaquismo        y la exposición al humo del tabaco provocan unas cinco millones de muertes        prematuras al año en todo el mundo, según datos de la OMS. En Argentina,        son 40.000 los decesos precoces que se podrían evitar si se restringiera        la oferta y la demanda del consumo de cigarrillos, principalmente.
 
 El objetivo del tratado de la OMS es "proteger a las generaciones        presentes y futuras contra las devastadoras consecuencias sanitarias,        sociales, ambientales y económicas del consumo de tabaco y de la        exposición al humo de tabaco", proporcionando un marco para las medidas de        control que cada país o región adopten.
 
 El convenio fue una        respuesta internacional a un problema global. Para Schoj, así como las        empresas que fabrican cigarrillos son en su mayoría transnacionales, el        combate a la difusión de esos productos debe ser también internacional.
 
 "La ratificación del convenio sería un avance enorme para reducir        la primera causa de muerte evitable prematura en el país, y para bajar el        gasto de 4.300 millones de pesos al año (unos 1.160 millones de dólares)        en atender enfermedades provocadas por el consumo o la exposición al humo        de tabaco", remarcó.
 
 Schoj recordó que en 1992, diputados y        senadores aprobaron un proyecto de ley para el control del tabaco, que        luego fue vetado por el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999),        respondiendo a presión de la industria. Ahora, si bien no hay registros de        empresas presionando a los legisladores, en su opinión no es descartable        que eso esté ocurriendo.
 
 Los legisladores de las siete provincias        productoras sostienen que el convenio representaría el fin de las        economías regionales y, a pesar de su reiterado compromiso a colocar el        tema en la agenda parlamentaria, Argentina es uno de los pocos paí-ses        firmantes que no lo ratificaron.
 
 "Hay un amplísimo consenso en los        objetivos vinculados al cuidado de la salud, en los que ya deberíamos        basarnos para tener una ley propia, pero el problema es que el convenio        avanza sobre la producción", protestó la legisladora Escudero, que asegura        que sus pares de las provincias tabacaleras coinciden con su posición.
 
 El convenio fue adoptado el 21 de marzo de 2003 y entró en vigor        el 27 de febrero de 2005. Lo firmaron 168 países y lo ratificaron 164. El        31 de mayo de cada año se celebra el Día Mundial Sin        Tabaco.
 
 (*) Corresponsal IPS, Buenos Aires        (Argentina)
 
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